Es un momento increíble de mi vida, voy a ser padre en pocos meses, estamos luchando para poder comprarnos nuestra casa, estoy haciendo un master, y además trabajo en un lugar que no me deja mucho lugar para la comodidad, y casi como que me obliga todo el tiempo a pensar qué quiero hacer.
Uno de mis mayores planteos últimamente están ligados a cómo puedo ser íntegro, o al menos trabajar sobre mi integridad, que mis «haceres» y «quereres» coincidan al máximo posible, que mi imagen de quién quiero ser coincida con la proyección que tengo desde mi ahora.
En este momento de intensidad inconmensurable, me encuentro con amigos que pasan por momentos similares, que me ayudan a seguir reflexionando, y me ofrecen sus corazones y pensares, tal es el caso de Martu, con planteos de una profundidad sabia, o de Juan Carlos, que también está en esta búsqueda que no termina, pero que tampoco empieza si nos sentamos a esperar.
En el post de Martu de hoy puse algo que me gustó, y que quiero compartir, porque tiene que ver con el proceso de coaching en el que estuve en estos últimos 3 meses, y que por mis «quereres» finalicé el miércoles pasado, al menos por ahora…
Te voy a decir algo que me dijeron hace poquito, en un momento donde estaba buscando los «por qué» de mi situación actual, pensando siempre que las causas de mi hoy sólo estaban en el pasado…
«Mirá tu vida y elegí las partes que te sirven para contarte la historia de la persona que querés ser»
Mágicamente empecé a recabar grandes trozos de personalidad que me convierten en una persona más íntegra hoy o, al menos, en una persona más parecida al hombre que quiero ser mañana.
De la misma manera me acerqué a las reflexiones de Juan Carlos sobre la Autenticidad y la Felicidad y lo que más me hace sentido es esta posibilidad única que tenemos de modificar la realidad, de poder hacer para que las cosas ocurran de una forma diferente, de forjar mente y corazón, cuerpo y alma; de poder pensar diferente, vernos diferentes, ser diferentes, cada vez que querramos ser más auténticos, más felices, cada minuto de conversación, con nosotros mismos y con el otro, nos ayuda a entendernos un poco más.
Hoy soy un mejor hombre, soy un hombre más parecido al hombre que quiero ser.
Foto: Álvaro Herreras
Sebastián Paschmann 
Celebro tu proceso!!!
Abrazo
Qué lindo! Cuánta emoción!
Cuánto aprendizaje, y lo más lindo es cuando aprendemos a disfrutar el camino y observarse a uno mismo en plena creación.
Qué justo el post de tu amiga!
Felicitaciones Seba!